Unos
días han transcurrido ya desde que los comicios autonómicos y municipales “cambiaron”
el panorama político español. Sin embargo, el molesto tañido de la “fiesta de
la democracia” sigue resonando, inasequible al desaliento, en nuestros oídos;
las promesas propias del tiempo preelectoral – esas que ya no cree nadie –
siguen perturbando a unos españoles hastiados ya de tanta falsedad. Y es
Ciudadanos el partido más activo en la afanosa tarea de aburrir a eso que
hogaño se llama ciudadanía.
Tras un
relativamente positivo resultado electoral, el partido naranja ha adoptado una
actitud verdaderamente disparatada. Les confieso que, de tanto oír el sintagma “líneas
rojas”, Albert Rivera ha adoptado un papel protagonista en las pesadillas que
perturban mi ya de por sí frágil sueño. Unas veces surge de la nada, con su
sotana y su alzacuellos, en forma de sacerdote cansino que encarna la eternidad
en sus sermones; y, en otras ocasiones, aparece, como Platón en La escuela de Atenas de Sanzio, con una
poblada barba, señalando con el dedo al cielo y diciendo “he salido de la
caverna y por eso combato la corrupción”.
Lo
cierto es que la postura de Ciudadanos es aburrida, sí. Pero lo más preocupante
es que un partido con un mensaje simple y pueril haya sido respaldado por tan considerable
número de españoles; que un partido con un mensaje más vacuo que el pensamiento
de Leire Pajín haya triunfado en lo que otrora fue un gran imperio. Cómo
estarán los otros partidos, hemos de preguntarnos. Y la más acertada respuesta
será la que señale los casos de corrupción diarios, las mentiras recurrentes y las
sempiternas sandeces.
El
partido de Albert Rivera debe posicionarse. Porque jugar con la indefinición y
la ambigüedad, al tiempo que te eriges en adalid de la pureza política, es muy
fácil. Es hora de que Ciudadanos nos diga qué va a hacer con el aborto – el símbolo
de la barbarie legalizada – con el llamado matrimonio homosexual y con un
Estado hipertrofiado que ha hecho del despilfarro su conducta más común. Es
hora, en definitiva, de que Ciudadanos comience a dedicarse a la política y
deje de dar lecciones de castidad desde su atril de inexperiencia.
Pero tu te has leído su programa?
ResponderEliminarDon Alan, comprenderá usted que para escribir un artículo de estas características es necesario haber leído el programa de Ciudadanos. Por tanto, la respuesta es afirmativa.
EliminarSin embargo, y como sin duda usted alcanzará a comprender, este breve escrito analiza lo que el partido de Rivera dice a los españoles (la gran mayoría no leen programas electorales) a través de los medios de comunicación.
Un saludo,
PD: es un verdadero placer que lea mi blog y que aporte un toque crítico.