Estamos
ya en la última semana de una agotadora campaña electoral en la que han
proliferado insustanciales debates de gentes que coinciden en lo fundamental y se
echan los trastos a la cabeza en lo accesorio. Tras estos interminables días de
debates y encuestas, ya sabemos con certeza que, el veinte de diciembre, muchos
votarán con la nariz tapada, introducirán en la urna la papeleta de quienes han
hecho del miedo su única propuesta; de quienes han hecho de la corrupción y la
mentira su más particular característica
.
A
ustedes, queridos lectores, si es que han decidido votar con la nariz tapada,
les imploro que reflexionen, que piensen. Piensen en esos 400.000 seres humanos
que, con el tácito consentimiento del PP, han sido sacrificados en el vientre
de sus madres durante esta legislatura. Acuérdense de esa Ley de Matrimonio
Homosexual no derogada, de esa Ley de Violencia de Género guardada en el
concurrido cajón de los asuntos intocables. Piensen en esa torticera Ley de
Memoria Histórica, en esos disparatados impuestos que han tornado utópico el
sueño de la prosperidad económica. Recuerden la imagen de la policía registrando
la sede del PP, el bochornoso mensaje de “Luis, sé fuerte”. Mediten y, en
consecuencia, actúen.
No se
engañen. Útil es el voto que apuesta por la defensa de unos valores concretos y
compartidos, no el que apuesta a caballo ganador. Es nuestra oportunidad de
decirles a los señores del PP que sentarán sus posaderas en los emponzoñados
escaños del Congreso de los Diputados – y a los de Ciudadanos también – que,
por encima del bienestar económico, tenemos principios, valores, anhelos… Es
nuestra oportunidad de hacerles ver que no somos animales, que no somos ganado
al que se pueda saciar con un saco de forraje y otro de alpiste.
No. No
estamos condenados a elegir entre la inanidad ideológica pepera y ciudadana y
el fanatismo de socialistas y podemitas. Hay un camino a la derecha y que
hallemos su senda no es sino mera cuestión de tiempo. Por todo esto, haré como
Sánchez Dragó: votaré a VOX. No les pediré a ustedes que hagan lo mismo, pero
sí les exhortaré a que voten en conciencia. De no hacerlo, se condenarán
durante cuatro años; cuatro años que se les antojarán más largos que la
travesía por un desierto sin oasis.
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