miércoles, 11 de febrero de 2015

Errores palestinos

Hartos estamos de oír que lo único que puede remediar el sempiterno conflicto árabe-israelí es la creación de un Estado palestino con las fronteras anteriores a 1967. Hartos estamos de oír que Israel ocupa ilegítimamente un territorio que pertenece a los palestinos, desechando cualquier justificación de cariz histórico, cultural o tradicional, desechando la relevancia que la tierra de Sion y Jerusalén siempre ha tenido para el pueblo hebreo. No obstante, lo cierto es que, sin atender a su necesidad, que es más que refutable, un hipotético Estado palestino con las fronteras de 1948 y Jerusalén Este como capital padecería graves problemas de legitimación.

Y es que fueron los propios palestinos, y su casta gobernante dirigida por Hadj Amin Husseini, los que rechazaron la sentencia de la ONU del 29 de noviembre de 1947 que establecía la división de Tierra Santa en dos Estados, fueron ellos los que trataron de hacerse con todo el territorio y, en su acto de osadía, fracasaron. Por ello, se antoja verdaderamente sorprendente e ilegítimo que hoy reivindiquen lo que antaño con fuerza atacaron, que hoy clamen por la fracción de Tierra Santa en dos Estados cuando, por el momento, no han reconocido, ni aceptado la existencia de Israel.

Ciertamente, ha sido la intransigencia árabe la que ha dado alas al sionismo, a sus aspiraciones. En palabras de Ben Gurion: “La intransigencia árabe ha ayudado, con sus amenazas, a realizar hazañas que nunca habríamos sido capaces de lograr de otra manera”. En primer lugar, los primeros ataques a las colonias judías en Palestina compelieron a sus agricultores a emplear mano de obra judía. En segundo lugar, la violencia árabe contra los judíos de Jafa obligó a la fundación de Tel Aviv, la primera ciudad judía del mundo. Y, en tercer lugar, al negar a los supervivientes del holocausto nazi el derecho a instalarse en Palestina, los árabes forzaron al mundo en su conjunto a reconocer la necesidad de crear un hogar nacional para el pueblo judío.


No se dejen engañar. La responsabilidad de que los palestinos estén ahora como están no es sino suya y de sus infames gobernantes. La paz entre israelíes y árabes sólo se alcanzará si estos últimos son capaces de liberarse de la casta que en forma de media luna ornamentada con metralla los rige, si son capaces de aceptar los errores pretéritos y por fin reconocer la necesidad histórica del Estado de Israel. Mientras no lo hagan, y cierro mi artículo con un toque de tristeza, no habrá paz en Tierra Santa.

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