sábado, 28 de marzo de 2015

Franco y los judíos


Muchos son los mitos que sobre la figura de Franco caen sin pudor alguno. A una educación monopolizada por el vacuo pensamiento progre debemos agradecerle el predominio de lo ominoso cuando hablamos del régimen franquista, la ausencia de claros en algo que debería ser más parecido a la pintura de Caravaggio que al “todo negro y te callas”. Y es que aquí quien columbra algo bueno en el franquismo – ya ven que no empleo el verbo “ver” - es condenado al garrote vil mediático, es relegado al ostracismo.

Mucho se ha hablado del antisemitismo de Franco y de su política colaboracionista con el holocausto nazi. Sin embargo, lo cierto es que no hay más que recurrir a estas palabras que Golda Meir pronunció en la Knésset el 10 de febrero de 1959 para percatarse de que tras esas acusaciones no subyace sino un odio viperino y arbitrario hacia el franquismo. “El pueblo judío y el Estado de Israel recuerdan la actitud humanitaria adoptada por España durante la era hitleriana, cuando ayudó y protegió a muchas víctimas del nazismo”.

Y es que con mucha facilidad olvida la “historietografía” manejada por progres y comunistas los 30.000 judíos que, según el historiador Martin Gilbert, se salvaron en los pasos fronterizos de Hendaya y de Port Bou después de que Francia hubiese sido ocupada por las fuerzas nazis. De hecho, las pruebas de que la policía española permitió cruzar la frontera a todos los judíos que lo intentaron – incluso a los que no llevaban documentación – son ingentes e irrefutables.

Con mucha facilidad se olvida también que en 1942, cuando la persecución a los judíos se tornó aún más despiadada y mezquina, el Gobierno Español permitió a sus representaciones diplomáticas conceder visados y pasaportes a los judíos sefardíes que se hallaban en las zonas de ocupación nazi. Unos 50.000 judíos se salvaron de este modo. Queda en nuestra memoria la figura del ángel de Budapest, Sanz Briz. En palabras de Shlomo Ben-Ami y de Israel Singer respectivamente: “España salvó más judíos durante la Segunda Guerra Mundial que cualquiera de las democracias”; “No quiero defender a Franco, pero en la Segunda Guerra Mundial muchos judíos fueron salvados en España e ignorarlo es ignorar la Historia”.

No esperen, en cualquier caso, queridos lectores, que estas hazañas les sean contadas a menudo. Y es que quienes en nuestro infausto solar patrio dominan el pensamiento histórico actual son los que más atentan contra la Historia, poniéndola al servicio de una ideología resentida que aún no ha aceptado su derrota en la Guerra Civil. Ya saben ustedes que reescribir la Historia es algo habitual en aquéllos que se resisten a asumirla.


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