sábado, 21 de marzo de 2015

La derecha desterrada

Corren malos tiempos, queridos lectores, para aquéllos de ustedes que se consideren de derechas. En España, la “derecha política” ha quedado reducida a la nada absoluta; ha quedado náufraga tras sucumbir a los intensos vientos de eso a lo que llamamos corrección política y que no es sino el vivo reflejo de la infundada superioridad moral de una izquierda que ha tomado la ideología de género por bandera.

Lo cierto, como les digo, es que son exiguos los partidos políticos que han resistido, impertérritos, al vendaval. Y mejor no hablemos si únicamente nos centramos en aquéllos partidos con representación parlamentaria o con grandes aspiraciones. PP, PSOE, UPYD, Podemos, Ciudadanos… Son simples caras de una misma moneda. Son progresistas con matices; socialdemócratas con pequeñas y, al final insustanciales, diferencias.

Pocos partidos políticos osan, en nuestro desventurado solar patrio, representar unos principios cercanos al conservadurismo y al liberalismo. Quizás VOX sea una alternativa de futuro. Nadie defiende ya el derecho a la vida y a la propiedad privada. Nadie defiende ya una economía basada en el libre mercado; una economía en la que el dinero esté en la faltriquera del ciudadano y no en la colosal barriga de un Estado hipertrofiado que tiempo ha sobrepasó sus límites de acción. Nadie defiende ya a la familia natural - abandonada a su suerte tras los numerosos ataques padecidos - ni a las víctimas del terrorismo, humilladas por una casta política pusilánime que ha claudicado ante el terror y la violencia.

Las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina y el panorama político resultante de éstas probablemente sea desolador. Gane el PP, gane el PSOE, gane Podemos o gane Ciudadanos tendremos más de lo mismo. Más aborto, más matrimonio homosexual, más impuestos disparados, más Comunidades Autónomas y más divorcio exprés.

 Es hora de construir una sociedad de verdad; es hora de afirmar que los españoles no estamos abocados a elegir entre una light socialdemocracia camuflada de “centro reformismo” y un ruinoso comunismo del Siglo XXI disfrazado de “transversalidad”. Llegó el tiempo, pues, de que la derecha salga del ostracismo en que se halla sumida. Llegó el tiempo de que el progresismo sea desposeído de su vulgar monopolio de las  ideas.

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