miércoles, 16 de diciembre de 2015

Voto útil

Estamos ya en la última semana de una agotadora campaña electoral en la que han proliferado insustanciales debates de gentes que coinciden en lo fundamental y se echan los trastos a la cabeza en lo accesorio. Tras estos interminables días de debates y encuestas, ya sabemos con certeza que, el veinte de diciembre, muchos votarán con la nariz tapada, introducirán en la urna la papeleta de quienes han hecho del miedo su única propuesta; de quienes han hecho de la corrupción y la mentira su más particular característica
.
A ustedes, queridos lectores, si es que han decidido votar con la nariz tapada, les imploro que reflexionen, que piensen. Piensen en esos 400.000 seres humanos que, con el tácito consentimiento del PP, han sido sacrificados en el vientre de sus madres durante esta legislatura. Acuérdense de esa Ley de Matrimonio Homosexual no derogada, de esa Ley de Violencia de Género guardada en el concurrido cajón de los asuntos intocables. Piensen en esa torticera Ley de Memoria Histórica, en esos disparatados impuestos que han tornado utópico el sueño de la prosperidad económica. Recuerden la imagen de la policía registrando la sede del PP, el bochornoso mensaje de “Luis, sé fuerte”. Mediten y, en consecuencia, actúen.

No se engañen. Útil es el voto que apuesta por la defensa de unos valores concretos y compartidos, no el que apuesta a caballo ganador. Es nuestra oportunidad de decirles a los señores del PP que sentarán sus posaderas en los emponzoñados escaños del Congreso de los Diputados – y a los de Ciudadanos también – que, por encima del bienestar económico, tenemos principios, valores, anhelos… Es nuestra oportunidad de hacerles ver que no somos animales, que no somos ganado al que se pueda saciar con un saco de forraje y otro de alpiste.


No. No estamos condenados a elegir entre la inanidad ideológica pepera y ciudadana y el fanatismo de socialistas y podemitas. Hay un camino a la derecha y que hallemos su senda no es sino mera cuestión de tiempo. Por todo esto, haré como Sánchez Dragó: votaré a VOX. No les pediré a ustedes que hagan lo mismo, pero sí les exhortaré a que voten en conciencia. De no hacerlo, se condenarán durante cuatro años; cuatro años que se les antojarán más largos que la travesía por un desierto sin oasis.

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