lunes, 10 de noviembre de 2014

2015, el año decisivo



El 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín. La libertad, ese día, ganó la partida al utópico sueño comunista, el individualismo y el mérito se impusieron a la fantasiosa ensoñación colectivista e igualitaria. El régimen más sanguinario de la historia de la Humanidad no pudo sostenerse ni aun sirviéndose de los más salvajes medios.

La situación que hogaño vivimos en España, sin embargo, ha vuelto a dar protagonismo a los seguidores de Marx y de Lenin. La profunda decadencia que la democracia española atraviesa, manifestada en una crisis económica que no deja de tener su génesis en la podredumbre moral occidental, ha dado pie a que los defensores de la más peligrosa de las ideologías se sitúen en el centro del debate político, cuando hacía tiempo que sus tesis parecían superadas.

Nuestra gloriosa patria, y más ampliamente Europa, languidece. Parecemos, los europeos, hastiados de esa pluralidad de opiniones que siempre nos ha caracterizado; parecemos cansados de esa unión en la diversidad que nos ha hecho ser, a lo largo de la Historia, la luz que ilumina el mundo, el espejo en el que todos se miran, la cuna de la más grande tradición. Y este hartazgo, esta fatiga de base profundamente inculta, lo han canalizado los extremistas, aquéllos que, viendo sus revolucionarios propósitos más factibles, aplaudían al ver que la población seguía con su proceso de sumersión en el océano de la ignorancia.

2015 se presenta como año decisivo. Europa debe demostrar que sigue aspirando a ser el faro que ilumine el mundo. Y eso no se hace votando a los que plantean alternativas utópicas basadas en la demagogia. Eso se logra trabajando para aumentar nuestros niveles de libertad individual; se logra haciendo frente a los desmanes de la clase política sin renunciar por ello a nuestra dignidad, a la dignidad de que las tesis marxistas nos quieren desprender.

El año próximo y lo que resta de éste deben constituir una oportunidad para que los europeos mostremos al mundo que seguimos estando a la vanguardia de la cultura, para que enseñemos al mundo que las poblaciones que han llegado a columbrar la libertad, aun sin tocarla, no se dejan guiar por aquéllos dispuestos a constreñirla.

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