sábado, 1 de noviembre de 2014

Esa España casposa



La enfermera contagiada de ébola se ha recuperado. Con ello se disipan, se esfuman, las oscuras esperanzas de algunos que pretendían sacar tajada política. Y de otros que pretendían dar rienda suelta a su vileza tomando como pretexto la desgracia ajena. Aquéllos que urdían una estratagema similar a la que se llevó a cabo tras la Guerra de Irak, el desastre del Prestige o el 11M, se quedaron con las ganas, con la miel en los labios.

La España casposa ha vuelto a salir a la luz con la “crisis” del ébola. Esa España que resta importancia a la vida humana y que, mientras, llora a moco tendido y pancarta en mano el sacrificio de un perro. Y es que algunos se negaban a rescatar, a ofrecer ayuda, a esos dos héroes que habían dedicado su vida a los demás. Eso sí, Excalibur importantísimo. Cómo sacrificar al perro, por los clavos de Cristo. Ese pobre animal inocente.

A lo largo de estos dos meses, toda la latente suciedad en que nadaba la sociedad española ha salido a flote. Ese vacío moral, ese pozo de ignorancia, que oprime a toda una población se ha tornado más manifiesto en esas convocatorias en que despiadados individuos rebuznaban insultos contra el gobierno por prestar ayuda  a los misioneros.

Hemos llegado a un punto de no retorno. Nos hallamos en una época en que la caridad y la empatía, entre otras virtudes, se han convertido en una mera herramienta del fanatismo político para alcanzar sus sombríos propósitos. Sólo así me puedo explicar que la muerte de los misioneros poco menos que se desease y que la enfermedad de la enfermera haya suscitado tantas manifestaciones en contra de un gobierno que a unos y a otros tiene descontentos.

Provoca lástima contemplar a una nación, que otrora fue baluarte de unos determinados valores, sumirse en este desgarrador nihilismo. Por mucho amor por la patria que uno sienta, es inexorable que se le pase por la cabeza el anhelo de marchar a un lugar mejor. A  un lugar en que no se llore más la muerte de un perro que la de un ser humano.
El lobo estepario
*Artículo también publicado en pensadmientraspodais.blogspot.com bajo mi pseudónimo (el lobo estepario)


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