domingo, 23 de noviembre de 2014

El aborto como metáfora


El gentío gritaba. Hombres de toda clase social clamaban porque el símbolo de la barbarie legalizada llegase a su fin, porque la casta de facinerosos en el poder cumpliese sus promesas. Sin embargo, ésta, demasiado inmersa en su edén de jamón y caviar, desoía los improperios mientras se dedicaba a hacer cálculos de estimación de voto.

Atrás quedaron esos tiempos en que Rajoy aparecía, ufano, como adalid de la defensa de la vida humana en aquellas multitudinarias manifestaciones. Atrás quedaron esos tiempos en que al, en ese momento, líder de la oposición le venía bien fotografiarse portando la bandera provida. Ahora, después de haber vendido, durante la campaña electoral y la primera parte de su legislatura, el más polvoriento de los humos, es momento de meter la puñalada trapera, de apelar a la necesidad del más vil de los consensos: el consenso de la barbarie camuflado como derecho de la mujer, el consenso del asesinato al inocente. “En una materia tan delicada como ésta, se requiere consenso” han venido diciendo los acomplejados del PP, genuflexos ante el ideal progresista.

El aborto no sólo constituye un símbolo de la traición perpetrada por el gobierno a su electorado; es también reflejo de una democracia decadente. Y es que cuando la democracia se rebela contra los pilares básicos sobre los que se debe asentar, que no son sino el derecho a la vida y la propiedad privada, deja de ser el menos imperfecto de los regímenes para convertirse en el peor de ellos, para convertirse en un régimen de relativismo y terror.

Mientras los políticos sigan negando la existencia de derechos inmanentes al ser humano, sigan identificando la opinión de la mayoría con la verdad, se seguirán cometiendo atrocidades como la del aborto. La opinión de la mayoría debe servir para decidir sobre ciertos temas, la mayor parte de ellos. Pero cuando ésta se utiliza para atentar contra derechos que son en sí mismos inviolables lo que se hace, paradójicamente, es un flaco favor a la democracia.

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